domingo, 9 de mayo de 2010

Músi-k

COMPOSITORES NOVOHISPANOS O DEL MÉXICO VIRREINAL

Como alguna vez lo escribí, por desgracia los mexicanos no sabemos casi nada de los compositores o músicos o maestros de capillla que hicieron obras maravillosas y que deberían ser nuestro orgullo, como para Alemania lo son J. S. Bach y L. Beethoven o para Italia A. Vivaldi o D. Scarlatti o T. Albinoni, etc.





Por un afán mal comprendido de querer "olvidar" o "casi eliminar" el pasado colonial y tomar como ejemplo de gran valía al México independiente, es que muchas figuras y aportaciones importantes de la época virreinal están dejadas a un lado u olvidadas. Digo, afortunadamente no todos los estudiosos, intelectuales, investigadores e historiadores de diversas décadas y ahora, hasta siglos (XIX-XXI) han hecho lo mismo. Muchos se han puesto la tarea de rescatar a los nombres y a sus obras y es así que ahora podemos conocerlos, pero falta mucho para divulgarlos ampliamente entre la población. Algunos compositores son oriundos de estas tierras, pero otros vinieron de Europa y trabajaron aquí y dejaron un gran legado.

El maestro Juan Manuel Lara, a través de sus pláticas largas y amenas en el Centro Nacional de las Artes, en el DF, me enseñó y me habló de algunos de los compositores novohispanos. Mi imaginación volaba entre las iglesias, las casas, las calles, los salones de los palacios virreinales y me imaginaba ese mundo de colores, sabores, formas y sonidos. Imaginando a través de tres siglos de cultura renacentista, manierista, barroca y neoclásica que dio pie a México como futura nación independiente.

Siguiendo con el festejo del Bicentenario del inicio del movimiento de Independencia (1810) de México, es que me quedé pensando que por ejemplo el cura Miguel Hidalgo pudo haber sabido y leido algunas de las partituras añejas de algunos de estos compositores o que Doña Josefa Ortíz de Domínguez y su esposo o el capitán Ignacio Allende escucharan alguna vez alguna pieza similar, en el siglo XVIII; como las que están en el último video. Todos ellos también escucharon música virreinal ¿qué no?


Josefa Ortíz de Domínguez niña, s. XVIII.


Ahora los invito para que investiguen sobre los siguientes músicos y si enuentran a más, pues adelante. Por cierto, ahora en este mes (mayo, 2010) en el Centro Nacional de las Artes, en Czda de Tlalpan y Av. Río Churubusco, está un ciclo o festival de música antigua, en donde hay algunas piezas americanas. Chequen la cartelera.


Para empezar, les pongo "¡Oh, quién hiciese cosquillas!" del portugués Gaspar Fernandes (1566-1629) de notoria composición todavía renacentista. Este villancico navideño es precioso, tiene un excelente ritmo y es polifónico (hay varias melodías cantadas al mismo tiempo) por decirlo de alguna manera simple. Las partituras están en la Catedral de Oaxaca y son documentos sumamente valiosos que dan herencia de esa época.






Ahora de Juan Gutiérrez de Padilla (1590-1664d.C.) tenemos una pieza con un obvia influencia de la tercera raíz cultural novohispana: la negra. esta pieza titulada "Tambalagumbá", para seis voces, es polifónica y como claramente se señala es una "negrilla", que es un deleite y aquí se las dejo para que la escuchen, lo cual no siempre es posible, porque estas piezas no son tan comúnes de encontrar. Como el manuscrito está en la Catedral de Puebla, el video tiene imágenes de esa hermosa ciudad barroca.





Una de mis piezas consentidas es el siguiente villancico navideño de Juan García de Céspedes (1619-1678), "Hermoso amor que forxas tus flechas". El video de este compositor contemporáneo de nuestra máxima poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, está atinadamente ilustrado por las obras de Cristóbal de Villalpando, uno de los pintores novohispanos más relevantes de ese siglo (XVII).






Ahora bien, algunas piezas eran de dominio público o populares, tal es el caso de esta Petenera, cantada por un grupo actual (Inti-Illimani), pero que da "un aire" de lo que pudo oirse de manera más libre. La versión se me hace muy interesante de esta obra del siglo XVIII, de la zona zapoteca.




La última pieza que pongo, por desgracia es de autor anónimo, proviene de los archivos de la Catedral de la Ciudad de México, es del s. XVIII. Es la Sonata 27 allegro, de una colección de Sonatas anónimas. En este caso está interpretada en clavecín, uno de los intrumentos que más me gustan, por el grupo La Fontegara. Una obra similar es lo que pudieron escuchar nuestros héroes en el siglo XVIII, en alguna reunión, tertulia o fiesta. Hay que imaginar ligeramente y disfrutar de la historia.